Por Redacción
Ciudad de México.- Un grupo de investigadores del Instituto de Energías Renovables (IER) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrolló una estufa que funciona con la energía del Sol, cuya novedad consiste en tener un diseño opto-geométrico que le permite ser operada en cualquier latitud durante todo el año.
Además no se necesita realizarle frecuentes ajustes de los reflectores, como sí ocurría antes con los hornos solares convencionales.
“Diseños hay muchos, por eso la idea de éste, cuya patente ya fue otorgada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, es contar con un dispositivo que sea versátil, que se maneje de forma sencilla y segura”, explicó uno de sus creadores, Óscar Alfredo Jaramillo Salgado.
Las estufas solares que existen hoy en día tiene un complejo ajuste que provoca que mucha gente no las quiera utilizar: debido al movimiento aparente del Sol durante el día, se requieren ciertos ajustes constantes en la orientación de sus espejos que redireccionan la radiación hacia el interior de la estufa. Con las nuevas estufas no pasaría lo mismo porque no necesitan estar ubicadas en una latitud exacta.
Este fue el principal motivo para que Jaramillo Salgado y sus colaboradores desarrollaran este horno, lo suficientemente versátil para no tener que hacer tantos ajustes a lo largo del día, ni siquiera del año, y así para captar la energía requerida para la cocción.
Su apariencia es un poco convencional respecto a la mayoría de los hornos solares, porque sus ángulos no son totalmente rectos. Cuenta con una caja doble: una interior con sistema de aislamiento, donde se cocinan los alimentos, y una en la parte externa o carcasa.
Gracias a su forma, con sólo tres ajustes de posición y cuatro movimientos a lo largo del año se garantiza su funcionamiento, incluso, en días con insolación mediana.
Una vez otorgada la patente a sus creadores (Óscar Jaramillo, Guadalupe Huelsz Lesbros, Gabriela Hernández Luna y Jesús Antonio del Río Portilla, todos integrantes del IER), se puede hacer la transferencia tecnológica, por licitación o venta de la patente. Foto: UNAM
Una vez otorgada la patente a sus creadores (Óscar Jaramillo, Guadalupe Huelsz Lesbros, Gabriela Hernández Luna y Jesús Antonio del Río Portilla, todos integrantes del IER), se puede hacer la transferencia tecnológica, por licitación o venta de la patente. Foto: UNAM
El horno mide 60 por 80 centímetros, tiene una profundidad de 50 centímetros y está fabricado con acero inoxidable para soportar a la intemperie; sin embargo, es costoso. Para la siguiente etapa se buscarán materiales que sean más accesibles como aluminio.
Tambien podrá se utilizados por veterinarios en la esterilización de material quirúrgico con un costo competitivo, es decir, no superar los 700 u 800 pesos.
FUENTE: SINEMBARGO.MX