“Política y corrupción, binomio terrible”.
Abel Pérez Rojas
La pobreza – aquella que se define como la carencia de lo indispensable para poder vivir- es el resultado de la concurrencia de muchos factores. En México se debe principalmente a la corrupción que se ha enquistado como una forma habitual de vida.
¿Cómo repercute la deshonestidad en los indicadores que miden la pobreza de los mexicanos? De acuerdo con las declaraciones de María Ámparo Casar, directora de Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), recabadas por el portal Forbes México, “cada año, se registran más de 200 millones de pequeños actos de corrupción, mientras que 44% de las empresas en México ha cometido algún soborno”.
En la misma nota nos enteramos que los mexicanos gastamos 32 mil millones de pesos en sobornos al año y que de acuerdo con estimaciones de instancias internacionales, entre ellas el Foro Económico Mundial (WEF), el Banco Mundial y el Centro de Estudios del Sector Privado (CEESP), nuestro país “pierde el equivalente entre el 2% y el 10% de su Producto Interno Bruto (PIB)” por esta causa.
Las pérdidas no terminan ahí, más alarmante es que esto nos cuesta cerca de medio millón de empleos anualmente, según del decir de la especialista.
En paralelo, observamos casos como el de Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, cuyas irregularidades suman 35 mil millones de pesos, tan sólo en el rubro de transferencias de recursos federales, esto, a decir de Juan Manuel Portal, titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), es la cantidad más alta que hasta ahora hayan tenido conocimiento.
Como la atención reciente se ha centrado especialmente en la corrupción de las administraciones de Javier Duarte y Guillermo Padrés, quedan en el olvido otros casos no menos escandalosos de corrupción vinculada a las esferas del poder.
Mientras esto ocurre la población asume que los actos diarios de corruptelas cometidos no son nada comparados con los saqueos al por mayor que políticos de todos los partidos políticos hacen con las arcas públicas. Así, unos y otros justifican sus acciones mientras la pobreza sienta sus reales.
¿Por qué la corrupción de cada individuo impacta la economía? ¿Cómo impactan los actos de corrupción de las altas esferas del poder? ¿Cómo afecta a la economía individual y nacional las acciones empresariales?
Nuestro país es rico en todos los aspectos pese a la explotación indiscriminada de sus recursos, los mexicanos somos personas tan capaces como las de cualquier otra latitud –muchos casos muestran lo que somos capaces de lograr cuando nos formamos adecuadamente y cuando se nos presentan oportunidades.
Hasta ahora los políticos que tienen a su cargo la administración en el país, preocupados por adueñarse de cada peso que pasa por sus manos han dejado de invertir de manera eficaz y eficiente en las obras de infraestructura que acortaran el ciclo económico.
Tampoco han establecido políticas públicas que favorezcan la generación de las empresas que mantengan la dinámica económica y permita el desarrollo y ocupación de los más de 55 millones de pobres en México, según cifras de CEPAL.
En el ámbito productivo la producción hace que el cliente final reciba poca calidad, no satisfaga sus necesidades o lo haga de manera deficiente, le dan caro lo que debiera ser barato. De esta manera, entre otras muchas condiciones, todos contribuimos a hacer más grandes las cifras de la pobreza.
Es preciso hacer visible esta causa de pobreza para atender verdaderamente el problema de raíz, en caso contrario sólo estaremos impulsando medidas paliativas ¿no le parece?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.