- Claudia Castro Porras y Karen Avilés Cuahquentzi han demostrado que la lucha olímpica no es exclusiva de hombres; y, en el camino, han triunfado.
Sólo el amor maternal pudo detener su pasión por la lucha olímpica. Claudia Castro Porras conoció este deporte en Canadá. A su regreso al país ingresó a la Facultad de Cultura Física de la BUAP, para continuar esta práctica. “La Universidad es de las pocas que ofrecen esta disciplina de combate y aquí estoy”, comentó la ganadora de numerosos torneos nacionales, tanto en México, como en el citado país del norte, así como internacionales.
En 2012, la estudiante de 22 años de edad obtuvo la medalla de plata en la Olimpiada Nacional, que en ese año se realizó en el estado de Puebla. Antes, en Canadá, ganó dos oros en campeonatos estatales y uno en un regional.
Descubrió la lucha olímpica en 2009, cuando estudiaba la preparatoria. Desde entonces se obligó a organizar las horas del día para cumplir sus propósitos como atleta, estudiante y trabajadora. Pese al cansancio que esa rutina puede generar, sólo una situación fue capaz de detener su entusiasmo: el nacimiento de su bebé, quien lamentablemente sufrió problemas cardiacos durante un año. En 2014 dejó todas sus actividades para cuidarlo, aunque sus esfuerzos fueron en vano.
Su carácter y voluntad de cumplir sus metas, la llevó a retomar el camino abandonado. Dicho impulso le permitió obtener diversos triunfos en lucha olímpica, así como en otros ámbitos de su vida. El más reciente de estos logros es la medalla de bronce en la Universiada Nacional 2016, que se realizó en Jalisco, en mayo pasado.
Claudia es un ejemplo de que las mujeres son capaces de incursionar en este tipo de deportes, el cual requiere de habilidades y fortalezas físicas, estrategia, actitud y, aunque suene extraño, amor. “Este deporte me ha enseñado mucho. Ha forjado mi carácter y ha influido en la manera como tomo mis decisiones. Sin la lucha olímpica sería alguien regular”, comentó.
Con ella coincide Karen Joselyne Avilés Cuahquentzi, estudiante de la Facultad de Ingeniería Química de la BUAP, quien con apenas siete meses de practicar este deporte de combate, debutó en la Universiada Nacional 2016 y logró su primera medalla de bronce. Al igual que Claudia, sostiene que la lucha olímpica le ha mostrado el valor de la fortaleza. Durante su poco entrenamiento, sufrió una lesión, que para nada se interpuso en su preparación.
“Cuando estás a punto de iniciar la pelea, sientes nervios. Enseguida aparece la adrenalina. En los segundos o minutos de combate no escuchas más que la voz del coach”, señaló la estudiante de 20 años de edad.
Su coach, Jorge Alberto Rosas Díaz, entrenador de lucha olímpica de la Dirección de Cultura Física de la BUAP, se siente conmovido por haber contribuido al desarrollo físico y personal de sus alumnas, ya que ha notado un crecimiento en ambas. Eso y su amor por el deporte, lo retó a fortalecer la práctica de esa disciplina en la Institución, la cual no sólo te enseña a esquivar golpes, sino también a afrontarlos.