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“NO HAY UNA BUENA LICENCIATURA SIN BUENA INVESTIGACIÓN”: SLAVIŠA DJORDJEVIĆ

  • Académico de la FCFM, es responsable del Cuerpo Académico Análisis Matemático, en el cual desarrolla la línea de análisis funcional.

Parte de la planta docente de la BUAP desde hace casi 15 años, Slaviša Djordjević, serbio por nacimiento y desde 2006 mexicano por naturalización, se ha distinguido por sus investigaciones en matemáticas básicas, específicamente en el análisis funcional. Por ello, desde 2012 forma parte del nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y es responsable del Cuerpo Académico Análisis Matemático de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la BUAP.

La calidad de su trabajo le ha permitido dirigir un total de 14 tesis, tanto de licenciatura como de posgrado. De igual manera, ha impartido 98 conferencias en diferentes países y realizado 21 estancias de investigación en universidades de Asia, América y Europa.

Preguntar por su nacionalidad de origen a Slaviša Djordjević, catedrático de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la BUAP, no es una cuestión sencilla: “Yo estoy nacido en lo que ahora se llama Serbia, pero durante los últimos años se cambió muchas veces el nombre del país. Cuando nací era la República Federal Socialista Yugoslava; después, Serbia y Montenegro, y ahora es solo República Serbia. Por eso es difícil decir de qué país originalmente soy”, relata.

Oriundo de la ciudad de Leskovac -hoy día centro administrativo del distrito de Jablanica, Serbia-, desde 2012 está inscrito en el nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, dada la calidad de sus trabajos en torno a temas como la continuidad de espectros, los teoremas de Weyl y el álgebra lineal. Algunos de los proyectos que ha liderado en dichos campos han sido financiados por la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado (VIEP) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

De forma paralela, desde su ingreso a la BUAP en 2004, ha impartido cursos en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado, además de realizar 21 estancias de investigación en universidades de Corea del Sur, Japón, India, Colombia, Francia y Estados Unidos, así como en instituciones nacionales. Aunado a ello, desde 2009 es el responsable del Cuerpo Académico “Análisis Matemático”, en el cual desarrolla la línea de análisis funcional.

Serbia, un hogar en constante cambio

El investigador narra parte de su juventud con el acento propio de las lenguas eslavas. Según recuerda, su facilidad por aprender matemáticas desde la niñez fue determinante para hacer de ellas el núcleo de su vida profesional. Por ello, a pesar de que concluyó su educación técnica preuniversitaria en Química, decidió “escapar de los laboratorios” -como él mismo afirma- y matricularse en la Licenciatura en Matemáticas de la Universidad de Niš, en 1984.

Tras concluir dichos estudios, cursó de forma inmediata la maestría y el doctorado en Matemáticas en la misma casa de estudios, bajo la tutela de Vladimir Rakočević. En ambos grados, su tesis se orientó a la continuidad de espectros y sus diferentes partes en el álgebra de operadores, en el primer caso, y sus aplicaciones, en el segundo.

A grandes rasgos, estas investigaciones se enmarcan en matemáticas básicas. Contrario a lo que pudiera esperarse, el autor de un total de 98 conferencias impartidas en distintos países destaca que su investigación no se centra en los símbolos habituales: “Se espera que con los matemáticos solo sean números, pero mi trabajo en su mayoría consiste en letras”.

Respecto a su formación profesional, afirma que tuvo la suerte de profundizar sobre un mismo tema, una de las exigencias del mundo moderno. “Supongo que eso puede ayudar a investigar profundamente más rápido que otros… pero también se disminuye a una visión específica de temas diferentes”, sopesa.

Durante aquellos años, el panorama político de Serbia fue una dificultad para realizar estancias académicas fuera del país. “A toda mi generación le tocó la mala suerte de sanciones muy duras contra Serbia, por parte de casi todos los países. Un viaje de estudios era muy complicado, casi imposible, porque teníamos embargo”, explica. Incluso señala que no existían vuelos para migrar del país, por lo que la única opción era la vía terrestre.

Si bien esta situación era un impedimento para poner en marcha proyectos de investigación, en conjunto con universidades extranjeras, indica que el desarrollo del internet, en este sentido, ha sido una herramienta motivante. “Comienzas a trabajar con alguien que no conoces personalmente y creas una conexión muy estrecha que pasa de profesional a lo personal […] hasta la fecha me gusta trabajar con personas alrededor del mundo por esta vía”.

A diferencia de México, el cual cuenta con subsidios gubernamentales para estudiantes de posgrado, Serbia brindaba apoyo a sus alumnos universitarios mediante contrataciones hora-clase como asistentes (1989-1998) y profesores-asistentes, cargos que desempeñó el joven investigador de 1989 a 2001 en la Facultad de Filosofía y la Facultad de Ciencias de su alma mater. Asimismo, durante estos años se vio beneficiado por el Fondo de Apoyo a la Investigación de la República Serbia, en calidad de investigador asociado.

Sin embargo, a finales de 2001, el doctor serbio se haría acreedor a una beca de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mexicana, que le brindaría no solo la oportunidad de realizar una estancia en nuestro país, sino además de un segundo hogar.

México, un país “no muy diferente”

A pesar de que las relaciones culturales entre su país natal y México no son cercanas a nivel popular, el doctor Djordjević identificó a su llegada grandes similitudes en el pensamiento cotidiano y la forma de vida. “Serbia, a pesar de que está lejos y aquí es un país desconocido, en mentalidad es bastante similar. Por eso no tuve problemas, supongo, como gente que llega de Europa Occidental o de Estados Unidos”.

Gracias al apoyo de la SRE, en un primer momento, y más tarde del programa Cátedras Conacyt, se integró al Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT), ubicado en Guanajuato, de 2001 a 2004. Si bien en dicho periodo estuvo obligado a regresar a Serbia, tuvo la oportunidad de reintegrarse cuatro meses más tarde a la institución mexicana.

Fue en 2004 cuando el actual miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias se integró a la FCFM. Una parte de la labor que ha desempeñado en la BUAP es ya una tradición familiar: aunque solo su hermana menor decidió cursar una licenciatura en Matemáticas, la mayor parte de sus parientes trabaja en ambientes educativos, ya sea impartiendo clases o como personal administrativo. Dicha tradición ha sido reflejada en su trabajo de docencia y de investigación, ya que ha dirigido un total de 14 tesis: ocho de posgrado y seis de pregrado.

A lo largo de su trayectoria docente en México, ha identificado que no existen diferencias insalvables entre los alumnos de posgrado serbios y mexicanos, pero sí entre generaciones. En su opinión, el desarrollo de la tecnología ha modificado, tanto de forma positiva como negativa, la actitud de los estudiantes frente a un posgrado: “El alumno ahora espera que todo va a ser rápido, en unos segundos: si tú algo buscas, vas a hallarlo; si algo debes escribir, va a ser rápido. Parece ser que este es un problema. No solo aquí; compañeros alrededor del mundo notan que ahora los jóvenes esperan que todo será rápido”.

La investigación y un buen gobierno para un México mejor

Sin dudar su respuesta, al ser cuestionado por aquello que debe mejorarse para alcanzar un país ideal, Djordjević afirma: gobierno e impunidad. En una segunda línea, señala la importancia de la investigación, no solo como vínculo susceptible de atraer al territorio nacional tecnología de punta -como ocurre en el ámbito automotriz, “se debe dar el paso siguiente, que es pensar en productos industriales donde se integre el conocimiento de todo el país.

“Para hacer una producción de punta, se debe tener conocimiento de punta en todo: de investigaciones básicas hasta la aplicación muy concreta en un producto específico”. Al respecto, la universidad como formadora de profesionistas juega un papel fundamental, por lo que el apoyo a sus estudiantes es una constante.

En un nivel más específico, el investigador considera que es la universidad pública aquella que tiene una mayor responsabilidad en este ámbito. “La educación de licenciatura está abierta para todos, siempre y cuando se tenga cierto conocimiento para poder estudiar […] No hay limitación para que se estudie, excepto esfuerzo previo”, apunta.

Sin embargo, reconoce que “este no debe ser el fin de la idea que se tiene de la universidad. Se cree es para educar, no para investigar; que investigar es para institutos. No podemos tener una buena licenciatura si no tenemos una buena investigación”.

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