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ISABEL FILINICH: 30 AÑOS DE INVESTIGACIÓN EN LA BUAP

  • Es fundadora del Programa de Estudios de la Significación y dirige la revista Tópicos del Seminario.
  • Desde su ingreso, en 1987, ha impartido cursos en licenciatura y posgrado y publicado los libros La voz y la mirada, Enunciación y Descripción.

Para María Isabel Filinich, la semiótica no sólo ofrece herramientas para analizar los distintos tipos del discurso, sino también es un modo de concebir al hombre mismo y al sentido. Tras una sólida formación académica cursada en Argentina, Rumania y México, la investigadora del Programa de Estudios de la Significación de la BUAP está convencida que en la mayor medida en que comprendamos lo explícito e implícito de un discurso, tendremos mayor lucidez para entender los procesos sociales en los que el hombre está inmerso.

Por esta razón, para su área de estudio nada es ajeno. “Cuando hablamos de discurso, no me refiero al discurso verbal exclusivamente: está el discurso visual, gestual, político, científico… todas son formas de producir sentido”, afirma, mientras la luz matinal se filtra por uno de los salones que alberga al grupo de semiótica con mayor consolidación en el país. El Seminario de Estudios de la Significación (SeS), impartido el primer viernes de cada mes, ha contado con la presencia de los principales semiotistas de las últimas décadas, como Jacques Fontanille, Omar Calabrese, Denis Bertrand, Eric Landowski, Waldir Beividas y muchos otros.

La entonación con la que la doctora Filinich narra su trayectoria académica no sólo delata su entusiasmo, sino también su origen. Nacida en Saavedra, Argentina, Marisa –hipocorístico con el que es conocida en sus círculos cercanos – tuvo un fuerte interés desde la educación secundaria por las clases de gramática, sintaxis y morfología. Al iniciar los cursos de literatura española y latinoamericana, sus preferencias fueron más evidentes y se formalizaron durante la Licenciatura en Literatura.

En la actualidad es nivel II del Sistema Nacional de Investigadores  e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias. A la par de su labor docente y de investigación, funge como directora responsable de Tópicos del seminario, publicación semestral que por 18 años ininterrumpidos ha divulgado los estudios contemporáneos en semiótica y áreas afines de diferentes partes del mundo. Para llevar a buen término esta tarea, la disciplina y el rigor son fundamentales: además de la calidad académica, la revista, incorporada en los principales índices nacionales e internacionales,  cuida cada fase del proceso editorial, tanto en su versión impresa como digital.

La literatura: uno de los usos particulares del lenguaje

Desde el inicio de su licenciatura en Bahía Blanca, Argentina, la joven Marisa se inclinó por los aspectos teóricos de la literatura, por cómo esta se vincula con otro tipo de textos y por “entenderla en ese sentido: como una manera particular de usar el lenguaje”, expresa. Dicha inquietud la llevó a comenzar estudios en Sociología en la Universidad de Buenos Aires, una vez obtenido el grado en Letras, entre los años de 1973 y 1975.

Asimismo, la mudanza a la capital del país propició su vinculación con la Asociación Argentina de Semiótica, la cual se gestaba alrededor de los trabajos de Eliseo Verón, Oscar Steimberg, Juan Carlos Indart, Oscar Traversa y otros semiotistas. La formación universitaria de este periodo fue crucial para consolidar su posterior línea de investigación.

No obstante, los hechos político-militares que azotaron al país en ese momento provocaron el cierre de la Facultad de Sociología, por lo que dejó el país en septiembre del 75. Debido a ello, decidió comenzar la Maestría en Semiótica y Teoría Literaria en la Universidad de Bucarest, Rumania, en 1976. El cambio rotundo que implicó ingresar a una nueva tradición sociocultural enriqueció su acervo académico y la llenó de experiencias de enorme riqueza.

Dada la cercanía de la Universidad de Bucarest –tanto geográfica como intelectual- con Francia y la Unión Soviética, existía un desarrollo destacado en el ámbito de la poética. Este campo del conocimiento, concebido en dicho contexto un poco al estilo de los formalistas rusos, estaba enfocado en el estudio teórico del discurso literario.  En ese contexto, Marisa pudo integrarse al Círculo de Poética de Bucarest durante los cuatro años que duró su especialización en la Facultad de Filología.  Allí también realizó la traducción, del rumano al español, de la novela El hacha, de Mihail Sadoveanu, cuya edición bilingüe se publicó en aquel país.

Si bien tenía la intención de regresar a Argentina al egresar, en el año de 1979, la situación política aún lo impedía. Ante esto, fueron estudiantes mexicanos de posgrado con quienes trabó amistad en Rumania, los que la entusiasmaron para viajar a nuestro país e integrarse en alguna institución educativa.

México, país de acogida

La llegada a la Ciudad de México coincidió con el periodo de recepción de postulaciones para incorporarse a la Universidad de Guerrero, justamente en el área de Teoría Literaria. “Era algo como providencial”, indica con una sonrisa. Con tan sólo un mes para preparar su examen de oposición, fue aceptada y comenzó a laborar en dicha institución, a partir de septiembre de 1979 y hasta 1983.

Esa etapa en Guerrero le dejó vivencias y personas que hasta ahora juegan un papel importante en su vida: “ahí nació mi hija […] tuve excelentes colegas en la facultad con quienes mantengo vínculos. De hecho, quien era entonces coordinadora de letras cuando yo ingresé, María Judith Damián Arcos, es compañera hoy en día del SeS. Viene siempre al seminario”, narra.

Posteriormente, colaboró en la conformación del plan de estudios de la Licenciatura en Letras, en la Universidad de Sinaloa. En esta casa de estudios permaneció dos años impartiendo cursos, después de los cuales tuvo un tránsito por la Ciudad de México. Una vez ahí, comenzó el Doctorado en Letras en la UNAM mientras se desempeñaba como docente en la Licenciatura en Arte Dramático y en el nivel de maestría de la misma universidad.

Sin embargo, su intención por regresar a alguna universidad del interior del país la hizo incorporarse a la Maestría en Ciencias del Lenguaje de la BUAP, en 1987. En ese espacio, dirigió la revista Morphé, dedicada a recopilar el trabajo de las áreas que conformaban el posgrado: semiótica, lingüística y filosofía. Debido al crecimiento y consolidación del grupo de semiótica, más tarde se conformó el equipo de investigación al cual María Isabel Filinich pertenece actualmente.

“El sentido no está en otro lugar más que dentro de los propios discursos”

A pesar de que existen perspectivas de los estudios de la significación que se preocupan por áreas específicas, la semiótica aborda todos los ámbitos en los cuales surge la significación. “No sólo tiene que ver con la parte del cómo se genera, sino también cómo se va produciendo y transformando en el proceso de circulación y en el de interpretación: cómo es valorada, cómo se entiende”, afirma la investigadora.

Del cúmulo de líneas de trabajo posibles, ella se ha ocupado de la narratología; es decir, del estudio de los textos narrativos y la narración en sí. Fruto de sus investigaciones, además de numerosos artículos y capítulos de libros, son sus obras La voz y la mirada (editada en dos ocasiones por Plaza y Valdés, BUAP y la Universidad Iberoamericana), Enunciación (editada por la Universidad de Buenos Aires, con una decena de reimpresiones) y Descripción (publicada también por la editorial de la Universidad de Buenos Aires).

La clase de discursos que aborda en sus estudios no se restringe únicamente al ámbito literario (cuento, novela, ensayo). “El testimonio, por ejemplo, si bien tiene un lugar en la tradición de la literatura latinoamericana, se ha constituido como una práctica discursiva que va mucho más allá de la propia literatura. Con todo, frecuentemente hay una carga estética en este tipo de textos”, explica al mencionar su trabajo con el testimonio de Rigoberta Menchú.

En ese sentido, desarrolla en la actualidad el proyecto Posiciones enunciativas, en el cual aborda el posicionamiento del discurso del yo con respecto al discurso de los otros y las diversas estrategias de manipulación enunciativa. Asimismo, colabora en una investigación colectiva del cuerpo académico, titulada Sujeto y subjetividad. Como fruto de dicho trabajo, el próximo año será publicado un volumen de Tópicos del seminario que incluye artículos de los miembros del programa.

Al tocar el tema de la investigación sobre semiótica en el país, la doctora Marisa es clara: “en México, como podría decir sobre la mayoría de los países, no hay una gran institucionalización de la semiótica”. Esto es patente en la ausencia de cursos de semiótica en los niveles de licenciatura y, sobre todo, de posgrados especializados en el tema.

No obstante, Marisa es optimista al respecto. Durante su estancia en Lituania con motivo del Coloquio Internacional de Semiótica de este año, visitó una exposición realizada en homenaje al centenario del natalicio de Greimas, el fundador de la semiótica de línea francesa. Dentro de la muestra, se incluía un mapamundi que indicaba los lugares específicos donde había centros de investigación en semiótica: de Brasil, aparecía marcado Sao Paulo; de Perú, Lima; de México, Puebla.

“Nos dio mucho gusto saber que nuestro estado era el representante de la semiótica en el extranjero. Es el punto de referencia para los estudios semióticos en México, pues en nuestra universidad tenemos una inserción institucional que nos ha permitido consolidar un equipo de trabajo constante y fructífero”.

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