Por Redacción
El periodista de Ríodoce y corresponsal de La Jornada en Sinaloa, Javier Valdez Cárdenas, fue asesinado en la calle Vicente Riva Palacio, entre Ramón F. Iturbe y Epitacio Osuna, de la colonia Jorge Almada en Culiacán.
De acuerdo con las autoridades, citadas por la prensa local, Valdez Cárdenas caminaba por la avenida Riva Palacio, en la colonia Jorge Almada, en Culiacán, cuando unas personas a bordo de un vehículo rojo le dispararon hasta arrancarle la vida.
Su cuerpo quedó tendido en medio de la calle a unos metros del diario Ríodoce.
Los responsables huyeron del lugar. En la escena del crimen quedaron varios casquillos de arma corta. Hasta el momento las autoridades no han dado información oficial sobre el asesinato.
El crimen de Valdez se da en un clima de violencia y de ataques directos al gremio periodístico. Este fin de semana siete periodistas fueron retenidos en Guerrero y uno más fue amenazado en Nayarit.
La organización internacional Artículo 19 condenó el ataque y exigió a la Fiscalía de Sinaloa tomar como línea prioritaria la labor del periodista en la investigación del asesinato.
Javier Valdez Cárdenas nació Culiacán, Sinaloa, en 1967. Licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Como periodista, obtuvo numerosos premios en México y otros países, entre los que destacan el Premio Sinaloa de Periodismo y el International Press Freedom Award del Comité para la Protección de Periodistas, con base en Nueva York.
Apenas en octubre pasado, Javier dijo a la agencia EFE que el periodismo “valiente” y “digno” que se hace en México “no tiene sociedad alrededor, está solo”, y por eso cada vez es más escaso en un país donde el crimen organizado y los gobiernos corruptos imponen el silencio a punta de bala o dinero.
Dijo que el ejemplo más crudo de ello es la historia del fotógrafo Rubén Espinosa, quien “murió solo, sin dinero, pensando que la Ciudad de México era un santuario, un nido para seguir viviendo” luego de la persecución de que fue objeto en Veracruz.
Nunca pensó que el brazo criminal de esa región lo iba a alcanzar hasta la capital, pero lo hizo, dijo. “Rubén nos desnuda en medio del páramo”, aseguró en esa entrevista.
“El buen periodismo, valiente, digno, responsable, honesto, no tiene sociedad alrededor; está solo, y eso habla también de nuestra fragilidad, porque significa que si van contra nosotros o esos periodistas y les hacen daño, no va a pasar nada”.
Eso ocurre en Veracruz, una entidad que describe como “la sucursal del infierno -la más peligrosa del país para ejercer esta profesión, con 19 periodistas asesinados desde 2010-, pero también en el resto del país, donde suman 118 comunicadores muertos desde 2000, aunque con “matices”.
“No hay justicia”, ni siquiera “tratándose de periodistas asesinados que tenían nexos con el narco, porque los hay, o que eran corruptos o seguían el juego, la agenda de los grupos políticos y las pugnas con otros grupos de poder”, lamenta.
Publicó distintos libros sobre el narcotráfico, entre ellos, Miss narco (2009), Los morros del narco (2011), Con una granada en la boca: heridas de guerra del narcotráfico en México (2014) y Huérfanos del narco.
Malayerba reúne una selección de crónicas que se publicaron originalmente en el semanario Ríodoce, que Valdez Cardenas fundó, con otros periodistas sinaloenses, en 2003.
“Javier Valdez Cárdenas es uno de los cronistas más interesantes de la actualidad; no se conforma con narrar hechos, sino que busca dar cuenta de los aspectos más íntimos de la vida cotidiana de una ciudad mexicana bajo el azote del narco: el paisaje humano, la transformación de los valores, el insólito lenguaje en que se narran los hechos más atroces y los más banales. Apunta, pues, al corazón de los lectores, dijo en la dedicatoria de ese libro Pablo Raphael.
FUENTE: SINEMBARGO.MX