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COLUMNA SABERSINFIN: ESQUIADOR MEXICANO, CASO DE EDUCACIÓN PERMANENTE

“Todos acumulamos experiencias, pero no todos aprovechamos de la mejor manera esa veteranía”.

Abel Pérez Rojas.

Germán Madrazo, el mexicano que llegó en último lugar en la competencia de 15 kilómetros de esquí de fondo de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang, Corea del Sur; escribió con su ejemplo una serie de lecciones que nos permiten ver con claridad algunos de los postulados de la educación permanente.

Pese a ser un atleta dedicado a distintas disciplinas, hasta hace casi un año Germán era totalmente ajeno a los llamados “deportes de invierno”.

Madrazo ha narrado a diversos medios sus peripecias de cómo fue que un buen día decidió incursionar en el esquí, y pese a no tener entrenador, sin accesorios y sin contar con un espacio propicio para entrenarse, decidió lanzarse a la aventura que meses más tarde se coronaría con alcanzar la meta después de una ruta dificilísima.

Además de todos los factores en su contra, Madrazo tenía otro que de acuerdo a los especialistas en ese tipo de deportes le pesaría mucho: la edad.

Aprender un nuevo deporte de características poco comunes entre los mexicanos a una edad en la que muchos están pensando en el retiro, fue otro aderezo a la ya de por sí condimentada experiencia.

La edad no es un impedimento para aprender algo nuevo, al menos así lo hemos visto en múltiples casos y está en la historia de Germán Madrazo.

Madrazo demostró que si bien es cierto con el paso del tiempo se pierden ciertas facultades físicas y mentales, también es cierto que el tiempo bien vivido nos deja experiencias sobre las cuales podemos “leer” para aprender más.

Todos acumulamos experiencias, pero no todos aprovechamos de la mejor manera esa veteranía.

Aprovechar inteligentemente lo que hemos vivido sin desperdiciar ningún tramo del pasado es también una enseñanza de la educación permanente, porque ¿se imagina usted cuántas experiencias de la vida diaria se pierden porque no se les da la relevancia que tienen?

Ninguna persona verdaderamente autodidacta puede darse el lujo de desechar lo vivido, simplemente por la apariencia a primera vista.

Madrazo recorrió los 15 kilómetros de la justa en 59 minutos y 34 segundos, es decir, veintiséis minutos después del ganador de la competencia, el suizo Darío Cologna, esta brecha entre el primer y último lugar, hubiese sido suficiente para que el colero abandonara la prueba, pero no fue así.

Quien está tocado por la educación permanente sabe que las medallas y los trofeos resaltan el resultado, pero no siempre se otorgan a los méritos muy íntimos que cada quien lleva consigo.

Madrazo terminó la competencia, festejó muchísimo cuando cruzó la meta porque sólo él sabe todas las veces que se quedó sin comer, sin dormir y cuánto tuvo que soportar para estar en esa competencia de corte mundial. Bien cabe esa frase que ya le he compartido en otro de mis artículos: ¡perdió, pero ganó!

Las declaraciones del queretano al concluir la hazaña extrajeron el pasaje del ámbito personal y lo trasladaron a la palestra social:

“Lo que yo quiero que mis compatriotas sepan es que no importa si tienes 43 años, si naciste en México o si no tienes dinero para practicar un deporte. Si quieres hacerlo, puedes hacerlo».

Pasar del ámbito individual al contexto social, es otra cualidad medular en términos de educación permanente, porque si no se aborda la carga colectiva en las experiencias personales, terminamos neutralizándonos en lo referente a cambiar nuestro entorno más cercano y, por supuesto, de la posibilidad de transformar nuestro país.

Competidores de otros países cargaron en hombros a Madrazo cuando llegó a la meta, algunos de ellos habían sido compañeros de sus peripecias y otros más sabían la historia detrás de nuestro compatriota, he aquí otra enseñanza: los verdaderos logros no se presumen, se reconocen justamente por su propio peso, por su inocultable valor didáctico.

No se dan en maceta las experiencias como las de Germán Madrazo, pero en la vida diaria hay otras tantas en distintos ámbitos que merecen ser visibilizadas, tanto como ésta que he abordado, por los ojos entrenados en educación permanente.

¡Muy bien por Germán Madrazo y bien por quienes podemos aprender y transmitir su ejemplo!

¿Qué le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.

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