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EXPLORACIÓN DE LA GRAN PIRÁMIDE DE EGIPTO EN EL RENACIMIENTO

Abraham Jovanny Arenas Corzas

El renacimiento marca un una período de búsqueda científica y artística que indica volver a nacer, o volver a valorar lo que había sido el mundo clásico, pero muchas de estas ideas y cánones  provienen de Egipto, ya que no  hay que olvidar que los griegos aprendieron su geometría de los egipcios.

Se retoman los antiguos cánones arquitectónicos y se utilizan en la  construcción  de grandes obras  como el Taj mahal de la India, en Italia es el período del barroco, Juan Lorenzo Bernini construye la columnata de San Pedro y el baldaquino,  su contraparte Burromini construye el San ivo en la Sapienza.

Esta época esta marcada por grandes artistas., Leonardo da Vinci estudio la anatomía humana en base a la sección áurea  lo que le permitió realizar figuras de gran realismo e intachable proporción, desconocemos donde Leonardo pudo aprender tal manejo de la sección áurea el cual reflejo en bocetos con el  inscripciones del calculo de las proporciones áureas del cuerpo humano.

La ciencia y el arte se hermanaron: los arquitectos fueron matemáticos, los escultores y pintores estudiaron el cuerpo humano y el espacio geométrico, esta época renacentista ha dejado un a gran evidencia del uso de la sección áurea con la cual Miguel Ángel, da Vinci,  el mismo Bernini etc. realizaron sus obras, ellos quizá desconocían el alcance matemático de la sección áurea o que la Gran Pirámide de Egipto estuviera diseñada con ella, ellos simplemente la aplicaron tanto en su arte pictórico , escultórico, y arquitectónico, de allí la gran belleza de sus obras.

Pero los artistas y científicos del renacimiento no hicieron más que retomar y aplicar los cánones antiguos los cuales para ellos provenían principalmente de los griegos, pero una cultura muy anterior a ellos los había utilizado antes en la construcción de grandes obras arquitectónicas, la civilización egipcia.

Tuvieron que pasar mas de 800 años  desde la exploración de Al Mamún para que otro intrépido personaje llegara a escena a la llanura de Giza, esta vez se trataba de John Graves.

Tompkims nos describe su aventura:

En 1638 John Graves, matemático y astrónomo de 36 años que había estudiado en Oxford y enseñado geometría en Londres, decidió partir para Egipto, esperaba encontrar en la Gran Pirámide datos que le ayudasen a fijar y determinar las dimensiones del planeta.

La superstición tendió su velo sobre la vieja estructura. Decíase que estaba rondada por espíritus y hervía de alimañas y sabandijas venenosas. Según los árabes, por la Gran Pirámide vagaba al medía y al crepúsculo vespertino una mujer desnuda con grandes dientes, que seducía a la gente y la enloquecía con su poder.

Graves ya había ido a Italia para medir los antiguos edificios y estatuas con objeto de establecer cuál fue la medida original empleada por los romanos, lo cual según sus conclusiones, debía de ser un pie algo más corto, como en 28 milésimas, que el inglés.

El problema siguiente de Graves consistió en determinar la unidad básica según la cual se había construido la Gran Pirámide, es decir, si era un pie, un paso, un codo (la longitud del brazo) o un palmo.

Graves por medio del Arzobispo de Canterbury logró equiparse de instrumentos para medir el interior y el exterior de la pirámide.

Una vez al pie de la pirámide escaló la montaña de escombros de 11 ½ metros de alto que la rodeaba, y se aventuró animosamente por el pasaje descendente, “arrastrándose como una serpiente y horrorizado de encontrarse bajo una nube de murciélagos “tan feos y grandes, hasta de un pie de longitud”, como jamás se había imaginado.

Avanzando penosamente hacia abajo Graves llegó al punto en que el túnel abierto por Al Mamún desembocaba en el pasaje descendente, pero no pudo seguir adelante por los escombros que dejaron allí los hombres de Al Mamún.

Siguiendo los pasos de los árabes, subió dando la vuelta a los enormes sillares de granito y se trepó hacia el bajo pasaje ascendente. Después de llegar a su extremo superior, siguió el camino de Al Mamún por el breve pasaje horizontal que conducía hasta la Cámara de la Reina, donde no podía soportar el hedor pestilente de las alimañas.

Avanzando hacia la Cámara del Rey, Graves se asombraba más y más de que una estructura tan increíblemente descomunal como la Gran Pirámide se hubiese construido en torno a una cámara ,dentro de la cual no había mas que un cofre vacío.

No veía por que se había rematado aquella entrada en caballete, ni a que obedecía la complejidad de su antecámara, cuyos muros dejaban de ser de piedra caliza para ser misteriosamente substituidos por sillares de granito.

Con gran cuidado midió la longitud, profundidad y anchura de la Cámara del Rey, y comentó que su estructura se debía al trabajo paciente de una mano exquisita”.

Contó sus hiladas de sillares, midió la longitud y anchura de las mismas, e hizo otro tanto con el cofre vacío, “hasta la milésima parte de un pie”, determinando que tenía 6.488 pies ingleses (1.98 metros).

Graves hizo un nuevo e intrigante descubrimiento, de la rampa lateral se había apartado por la fuerza un sillar de piedra, quedando al descubierto un pasaje que se hundía hacia abajo en las entrañas de la Pirámide, Graves descendió por el dieciocho metros, hasta que encontró un ensanchamiento del pasaje, en forma de pequeña cámara o “gruta”. Todavía continuaba por debajo y más allá de la misma el conducto que se perdía en lóbrega tiniebla; pero el aire era tan fétido y los murciélagos tan numerosos, que Graves decidió volver por donde había entrado, sin salir de su estupefacción ante esta extraña sorpresa nueva de la pirámide.

Se cercioró de que el pozo tenía fondo, dejando caer una antorcha encendida que siguió chisporroteando en la profundidad.

Graves por medio de las hiladas visibles de sillares de la pirámide que calculó en 207 calculó la altura total de la pirámide en 481 pies  o 499 (152 metros) incluyendo el remate perdido, cometiendo así un error sucesivo en esta medición.

Igualmente calculó la longitud de la base de la pirámide en 693 pies ya que no se pudo dar cuenta donde empezaba y terminaba la pirámide por la gran cantidad de pedruscos y escombro  que existían en su base.

Graves de regreso en Inglaterra  reporto su expedición en un libro llamado “Pyramidographia”.

Para Sir Isaac Newton el trabajo realizado por Graves en Egipto resultaba importantisimo ya que, Newton buscaba el valor del antiguo codo  bíblico de los judíos, con el que se elaboró el arca de Noe, para Newton el codo debía tener una medida de 25 pulgadas inglesas (.6356), de acuerdo con la descripción que el historiador judío Josefo hacía de la circunferencia de los pilares del Templo de Jerusalén.

Después, la misma idea de las dimensiones del codo “sagrado” seria compartida por Sir. Jhon F. W. Herschel y por John Taylor.

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