“¿Hay salidas viables y pacíficas ante
la avaricia sin límites y la perversidad inimaginable
de nuestros gobernantes?”
Abel Pérez Rojas
¿Está usted de acuerdo que hoy día los gobiernos (en cualquier nivel) que anteponen el servicio y los intereses del pueblo sobre los intereses propios, de élite y de partido son una verdadera excepción?
Suena escandaloso que haya una abrumadora mayoría que no encaja en esa imagen idealizada.
La miseria humana de los gobernantes, caracterizada por la avaricia sin límites y la perversidad inimaginable, está llevando al hartazgo en todas partes, y los pueblos empiezan a levantarse.
En algunas sociedades, debido a su contexto cultural, aún existe el honor, y cuando no hay forma de ocultar la incapacidad, los errores o los actos de corrupción, los gobernantes, inclusive los presidentes nacionales o los primeros ministros, renuncian a sus cargos como última salida decorosa.
Casos hay muchos.
Por ejemplo, hace un par de meses Sigmundur Gunnlaugsson renunció como primer ministro de Islandia tras ventilarse en los Panamá Papers que su nombre apareció como accionista de una sociedad offshore junto a su esposa.
Aún más reciente es el caso de David Cameron, primer ministro británico, quien ante el triunfo del Brexit anunció su renuncia y que en octubre entregará el poder a quien se decida que tenga las cualidades idóneas para guiar a aquel país por una ruta que no se ve nada fácil.
Pero ¿Qué hacer en los lugares donde los funcionarios son tan sinvergüenzas que, no obstante su evidente corrupción e incapacidad, se aferran al poder, consumando con el paso de las décadas dictaduras llamadas “perfectas”, que permanecen intactas sin importar la alternancia partidista?
Pregunta nada fácil de responder cuando se parte de la triste realidad donde la corrupción, la apatía, la ignorancia y la delincuencia ha echado raíces en nuestra sociedad, y ha permeado de tal manera que de una forma u otra todos somos parte de ellas.
En ese fango tan real fue engendrada la más reciente novela de mi amigo Joe Barcala (2016) Plan para Derrocar al Presidente. México: Koller Scrite Ediciones.
En una reciente entrevista para Sabersinfin.com (goo.gl/71UKN6), Joe me dice que en la novela en ningún momento se habla de México, pero que es imposible que el lector no saque conclusiones que le lleven a entender muchos de los sucesos de nuestra historia nacional reciente, “creo que la novela es oportuna porque el 2018 está a la vuelta de la esquina y desde el ámbito de la literatura podemos contribuir a entender todo lo que veremos en los próximos años”.
Me siento honrado de ser uno de los primeros en tener el meticuloso trabajo de Joe. Y créame que no exagero en decirle que esta publicación, además de que será un éxito de ventas, con el paso del tiempo se convertirá en una lectura indispensable para políticos, estudiantes universitarios, y por ende de las mentes inquietas que no les satisfacen las explicaciones ramplonas oficialistas.
Si lee la novela de Barcala, encontrará en las peripecias y diálogos de Jacinto Tomas Viveros –personaje central de Plan para Derrocar al Presidente- no sólo un retrato de lo que estamos viviendo en lo social y político, también hallará acción, suspenso, amor y por supuesto respuestas a algunas de las inquietudes que le he compartido líneas arriba.
¡Felicidades por tu novela, Joe!
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.