- Una iniciativa internacional que busca frenar la degradación de los suelos
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que un tercio de los suelos del mundo está degradado, lo que repercute en la fertilidad y capacidad productiva. Ante esta problemática ligada a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, este organismo internacional impulsó el programa “Doctores del Suelo”, en el cual participa la BUAP como promotor local, a través de su Centro de Investigaciones en Ciencias Agrícolas (CICA).
En México, esta iniciativa es encabezada por la UNAM, a través del Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS), el cual convocó a la BUAP, gracias a la colaboración que existe con el CICA, para crear un grupo piloto en Puebla liderado por la doctora Rosalía Castelán Vega. Fue así como este centro capacitó a los primeros grupos de productores en tres regiones del estado: Calpan, Molcaxac y Tecali.
Víctor Tamariz Flores, director del CICA, informó que en estos municipios, siete académicos de la BUAP y de los Colegios de Bachilleres Técnicos Agropecuarios se reunieron con agricultores, a fin de certificarlos para que a su vez ellos capaciten a sus pares y se multiplique el efecto de este programa.
Hasta el momento son 45 las personas certificadas como “Doctores del Suelo”, un programa que tiene como objetivo principal la capacitación a productores en torno a un manejo sostenible de los suelos, por parte de investigadores del área acreditados por la FAO para transmitir estos conocimientos. En el país ya opera en 14 estados y la influencia del trabajo del CICA ha llegado a otras entidades, como Tlaxcala y Veracruz.
“La intención es que se conforme una red de “Doctores del Suelo”, ya que los agricultores acreditados tienen la tarea de capacitar a otros. Se trata de una formación de agricultor a agricultor, pero además en el CICA hacemos un seguimiento de las actividades que realizan, pues también entregamos reportes. Asimismo, se fomenta la vinculación con otros estados, como Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala y Veracruz, y esto tiene que ver con la incorporación de las instituciones de educación superior a estos programas”, aseguró el doctor Tamariz Flores.
El investigador indicó que en cada lugar se abordan temas específicos que se adaptan a las necesidades de cada región. En general los cursos duran un mes aproximadamente e incluyen trabajo de campo, así como el uso de herramientas pedagógicas y técnicas, proporcionadas por la FAO.
Al obtener la certificación como “Doctores del Suelo”, el agricultor recibe un paquete con herramientas de fácil empleo que le permiten obtener diferentes indicadores del suelo, como pH y profundidad, entre otros, para poner en práctica los conocimientos adquiridos en cuanto a las propiedades físicas y químicas del suelo, su contenido de materia orgánica, grado de salinidad y técnicas para hacerlo más fértil.
“Adicionalmente, el CICA realiza análisis de fertilidad de suelos, a fin de que los productores no se excedan en los fertilizantes que agregan a sus cultivos; además de que les enseñamos a interpretar sus resultados de laboratorio para que ellos vayan construyendo su diagnóstico, tomando en cuenta sus propios saberes”.
El suelo, más allá de la producción de alimentos
Para la doctora Rosalía Castelán la importancia del cuidado de los suelos no se limita a la producción alimentaria, ya que éstos son también un factor fundamental para los ciclos biogeoquímicos que mantienen un equilibrio en los ecosistemas. Su degradación a nivel global afecta no sólo su capacidad productiva, también al medio ambiente e incide en otras problemáticas sociales como la migración. Por ello la importancia de concientizar sobre todas las funciones que cumple el suelo.
“En el suelo se llevan también a cabo los ciclos biogeoquímicos, pero además es considerado un reservorio del planeta y de la historia de las sociedades, en éste se encuentran vestigios que dan cuenta de la historia. Otro papel importante que cumple es la mitigación del cambio climático, ya que después de los océanos es donde mayor almacenamiento hay de carbono”, añadió la investigadora del CICA.
En cuanto a los procesos de degradación del suelo, indicó que pueden ser variados, uno es la pérdida de fertilidad, por exceso de cultivo, ya que no se brinda a la tierra periodos de descanso. La erosión es otro tipo que se presenta en zonas con pendientes, por lo que es muy común en México, donde se realiza mucha agricultura en zonas con estas características.
Aclaró que la agricultura se ha practicado durante miles de años; sin embargo, los procesos de deterioro se incrementaron exponencialmente desde la década de los 50 del siglo pasado, con lo que se llamó la “revolución verde”; esto es, cuando se registró un crecimiento poblacional que podría repercutir en la seguridad alimentaria, países como Estados Unidos optaron por la producción a gran escala de insumos, utilizando monocultivos y gran cantidad de fertilizantes. Todas estas prácticas incidieron en el deterioro de los suelos, pero también de la salud humana.
“En 1960, con la publicación de La primavera silenciosa de Rachel Carson, se advirtió de los efectos perjudiciales de los pesticidas o plaguicidas en el medio ambiente, en especial de las aves, por eso ahora se apuesta a otras formas de producción, a la agroecología, donde se ubica el programa ‘Doctores del Suelo’”.
La agroecología, dijo, va más allá de aplicar tecnologías limpias, involucra la parte cultural, que implica regresar a formas ancestrales que conservan el medio ambiente para producir, como la milpa o policultivo. De esta forma es posible “producir conservando”, con beneficios a mediano y largo plazo, no sólo en el rendimiento de la tierra, sino en los efectos de la salud.
El programa “Doctores del Suelo” permite que la BUAP esté reconocida por la FAO como un promotor local de este programa, pero además enmarca su quehacer científico, académico y de vinculación social dentro de los objetivos del Plan de Desarrollo Institucional, en los ejes de Corresponsabilidad Social y Solidaria, Investigación Abierta y Comprometida, además del eje transversal Agenda Universitaria para el Desarrollo Sostenible.