El conflicto entre Rusia y Ucrania se intensifica nuevamente, esta vez en torno a un ataque a una estación de medición de gas ubicada en la región rusa de Kursk, cerca de la frontera compartida entre ambos países. Los gobiernos de Moscú y Kiev se acusan mutuamente de ser responsables de este incidente ocurrido el viernes, en medio de las tensiones sobre la infraestructura energética y los esfuerzos internacionales para reducir las hostilidades.
El Ministerio de Defensa ruso señaló que Ucrania atacó deliberadamente la instalación en Sudzha, un punto estratégico que estuvo bajo control ucraniano desde una incursión sorpresa de las fuerzas de Kiev en agosto de 2024. Rusia alega que el ataque tuvo lugar mientras las tropas ucranianas se retiraban de la región, y considera que la acción tenía como objetivo «desacreditar las iniciativas de paz» impulsadas por Estados Unidos.
Por su parte, las autoridades ucranianas descalificaron las acusaciones como «infundadas», argumentando que buscan desacreditar a Ucrania y manipular la opinión pública internacional. Según el Estado Mayor de Ucrania, la estación ha sido blanca de ataques rusos en varias ocasiones, siendo la más reciente hace apenas tres días. El jefe de gabinete presidencial, Andriy Yermak, también se refirió al tema a través de la red social X, asegurando que los intentos de Rusia de «engañar a la comunidad internacional» no serán efectivos.
El ataque a la estación de gas ocurre pocos días después de la propuesta de Estados Unidos de una pausa en los ataques a infraestructura energética, una medida que ambos países se han mostrado reacciones a adoptar por completo. Además, este ataque se produce tras el reciente anuncio de que las fuerzas rusas habrían recapturado Sudzha, la última ruta que permitió el paso del gas ruso hacia Europa a través de Ucrania, tras la negativa de Kyiv de renovar el contrato el 1 de enero de 2025.
El presidente ruso, Vladimir Putin, acordó el martes detener temporalmente los ataques a infraestructuras energéticas en Ucrania, como parte de una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, este acuerdo no incluye un alto el fuego más amplio que ponga fin al conflicto de más de tres años. A su vez, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, también manifestó su disposición a apoyar una pausa en los ataques a objetivos energéticos, aunque el futuro de estas negociaciones sigue siendo incierto.
El ataque a la estación de gas, que forma parte de un escenario más amplio de maniobras estratégicas entre los dos países, resalta la creciente complejidad de las tensiones regionales y los desafíos para alcanzar un acuerdo duradero en medio de la guerra en Ucrania.